LA NOCHE

La tarde oscura y solitaria
me traga en su inconsiente pesadumbre
quiero alejar de mi esas tinieblas
que estallan en mi cabeza
y no puedo respirar
el aire que me oprime.
Pálido, expectante
transito desapercibido.
Nadie me escucha,
nadie se acerca,
grito el dolor del alma,
el que no espera,
y me siento a llorar
pero sin lágrimas.
Sin distancias, ni horas
que me apuren
transpirando miles de sudores
me acerco inconmovible
a perturbar el sueño
de aquellos que en la plaza
ya descansan...
Se ha apagado la música
estrafalaria de los vientos
y se ha acallado la alegría de los pájaros
en ese impenetrable regocijo del silencio.
¿Y qué es sino la noche
más que otro largo día
de andar y andar
en busca del camino
que no encuentro?